La siguiente nota fue escrita por el colega Fernando Cirigliano, socio e historiador albirrojo, y publicada en la revista "Soy Talleres" nro 4, que edita el Departamento de prensa de la institución.
La compartimos con el publico tallarín, sabiendo que Talleres es y ha sido más que un club de fútbol.
Los Aviones, orgullo nacional
Para 1930, el pueblo de Remedios de Escalada con un aumento demográfico importante como consecuencia del andar de los talleres ferroviarios, motivó que en el club Talleres, se acrecentara la actividad deportiva y de esparcimiento. Para ello, los dirigentes creyeron conveniente anexar a la vida del club un juego que ganaba adeptos en nuestro medio, el Básquetbol. Y en ese año se afilió a
Como todo nuevo emprendimiento, necesitó de impulsos personales para que los chicos del pueblo practiquen estos deportes que eran novedad. El básquet tuvo su motor en la sastrería de la familia Paul y como impulsor a Valentín Corcuera, gerente del club y primer capitán del equipo.
Para ello, el club agregó en su campo de deportes la cancha de básquet que estaba ubicada a espaldas de la tribuna oficial en forma paralela a la calle (el tablero daba espalda a la tribuna) y ocupaba parte de lo que hoy es el natatorio, la misma era de polvo de ladrillo y se sumaba al buffet y la cancha de bochas, ya existentes.
NACEN “LOS AVIONES”
Siempre en permanente evolución, llegó a disputar en 1935 el ascenso a Primera División frente a Carumbé cayendo derrotado por un punto. Pero a fines del año 1936, se produjo un acontecimiento que lo ubicaría a la postre en una preferente posición en el ámbito basquetbolístico de entonces. La presión de los clubes de fútbol, que veían en este deporte un crecimiento avanzado y al no congeniar con
De esta manera, Talleres ingresa como fundador y basándose en los méritos acreditados en sus anteriores campañas, se le reconoció como entidad de Primera División, constituyéndose con el transcurrir de los años en animador del básquetbol.
El primer torneo de
En dicho torneo, Talleres perdió la final frente a Racing club por un punto, final que se jugó en la cancha de Boca Juniors.
TALLERES CAMPEON
En el año 1939, se consolidó el envión que llevaba el básquet con la construcción de la nueva cancha (donde hoy funciona el Gimnasio Mallarakis) dotada de iluminación y tribuna. Esto no significaba que como todo deporte debía tratar de buscar su propia financiación para hacer frente a los gastos. “Titi” Duant, ( foto) recuerda cómo compraron su primer juego de camisetas, “ Para comprar 2 juegos de camisetas y pantalones de raso, uno rojo y uno blanco, había que hacerlos a medida, la casa que los confeccionaba se llamaba J. M. Arnedo y CIA, que estaba en el centro más precisamente en Reconquista y Corrientes, hicimos una rifa de 1000 números a $ 1.00 cada uno, el que la sacaba se llevaba $ 500.00 pesos, así que con “Ferrucho” las vendimos todas, principalmente en la feria de los martes de Av. Rosales y la de los jueves en Av. Príncipe de Gales, pagamos el premio con los otros $ 500.00 pesos compramos la vestimenta, así que también nos las ingeniábamos para solventar nuestros gastos.” De esta manera se fueron forjando nuestros grandísimos jugadores.
La “pilcha” fue bien estrenada ya que en ese año Talleres ganó el Torneo de Básquetbol de Primera División venciendo en la final, que se jugó en River Plate, a San Lorenzo. En un deporte que estaba haciendo sus primeras armas y se jugaba muy distinto a lo que vemos en nuestros días (se jugaba con mucha zona y había demasiada retención de pelota lo que lo hacía mas lento.
Un equipo del que todos empezaban a hablar y al que todos querían vencer formado por , “Titi” Duant (base), Berísimo González y Sabino Botalico (alas), Federico Grasso y “Ferrucho” Bemmi (pivotes), completaban el plantel, Luis Botalico, Argentino Paul, A. Petcovich, O. Tonelli y N. Beroldo. El “orgullo” de Escalada estaba presente y todos los medios periodísticos escribían y hablaban de él.
El Básquet seguía su crecimiento siendo arrollador su desempeño, ya que el 1941, ganaría todos los torneos que se disputaron y se agigantaba de tal manera, que era duro rival a vencer.
La manera de jugar y la excelsa exposición de virtuosismo de sus “mágicos” (Bemmi, Duant, Grasso Y González) que hacían las delicias de propios y extraños, fue lo que permitió que este deporte fuera ganando adeptos y creciendo en popularidad. Este año ganaron todos los torneos que disputaron siendo la arista más destacada de la historia del básquet en Talleres, un punto de inflexión para las generaciones venideras.
Primero, ganaría
Era tal el virtuosismo y la contundencia de este equipo que también era invitado por los poderosos del interior del país. Es así que salen de gira y van a Córdoba y le ganan al mismísimo Atenas, siguen la travesía hasta Santa Fe y le ganan a Unión para culminar en Rosario ganándole a Newell´s la final y obteniendo la tradicional Copa “CANDIOTTI” en forma invicta. Para ser aún más loable la conquista es justo decir que todo los hicieron en ¡UNA SEMANA!, Realmente impresionante.
Para cerrar un año fantástico Talleres ganaría el Torneo Apertura que se jugó en el Luna Park venciendo en la final a Institución Sarmiento. Ya era importantísima la cantidad de hinchas que los seguían y esa noche no fue la excepción, más de diez micros fletados desde el bar de Asprea, festejaron este logro que terminó en el viejo club Sarmiento, en las actuales Rosales y Melo, con un gigantesco chocolate con churros.
Para cerrar este año espectacular, Talleres ganó la tradicional copa “El Día” de
Honor y Gloria para, Grasso, Duant, Paul, Bemmi, Sabino Botalico, González, Orione, Luis Botalico, Giacovich Y Thiem. Oscar Etchebane, referente inevitable de este deporte, el jugador que más partidos disputó vistiendo la “rojiblanca” por más de veinte años, resalta “ Debemos guardar en nuestros corazones el más sincero respeto y admiración por estos hombres que sembraron ésta semilla en este club, siendo una referencia como personas y como jugadores, y sentaron un precedente ineludible en la historia del básquet en Talleres.”
Lo inevitable tenía que pasar. No sólo Talleres fue semillero en el fútbol, también en el básquet pero con una historia que entrelaza ambos deportes; el club debió desprenderse de sus cuatro “fantásticos”, estamos hablando de “Titi” Duant, “Ferrucho” Bemmi, Federico Grasso y Berisimo González. El pase de estos muchachos se hizo de una forma insólita.
Sobre fines de 1941 Juan Perinetti era el presidente del club. La gente de San Lorenzo se acercó a Talleres y pidió el pase de éstos a cambio de algunos jugadores de fútbol. A su vez, Platense que estaba interesado en implantar el básquet, se acercaron al club por intermedio del vecino de Escalada, Ricardo Viñas que era gerente en la compañía CAP, donde los dirigentes de Platense integraban el directorio de la empresa, para solicitar el pase de los futuros “Aviones”. Se reunieron con el presidente Perinetti en el bar de Asprea, hoy Beltrán e Yrigoyen, y le ofrecieron al centrofoward Julio Harguindeguy, que era una “debilidad” de los dirigentes “albirrojos”.
La diferencia estuvo que Platense les ofreció trabajo efectivo a los cuatro jugadores, algunos de ellos se jubilaron allí. Así de insólito, como inédito se efectuó el pase de “Los Aviones”, a Platense donde comenzaron a “volar” para solidificar su historia con un tricampeonato 1943/44/45 escribiendo páginas gloriosas y quedando en la memoria con “LOS AVIONES” sinónimo indiscutible para el básquet nacional.
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