Nací en esta apacible localidad, en la calle Roca 438. En este pueblo de Talleres, cuna de grandes y gloriosos jugadores como los hermanos Perinetti, Elías, Julio y Pedrito Fernández, los Lucarelli, los hermanos López, y otros. Es lógico que tuve mis desbocados principios potrereros, como no están exentos de ellos ninguno de mi condición.
Nació en mí la afición por el fútbol, como nace el cardo en los potreros…mis primeros shots, sucedieron detrás de la cancha de Talleres y al rescoldo de sus grandes luchas…en 1924, ingresé a mi actual club, 5ta división, clasificándonos campeones al triunfar por 1 gol a 0 contra Estudiantil Porteño en el macht final. En 1925 perdimos contra Independiente las dos finales, Campeonato y Competencia; y ese mismo año me tocó actuar también en cuarta división que también habíase clasificado para la disputa de las 2 finales: Campeonato y Competencia. Nos la tuvimos que ver con aquella célebre cuarta que contó Ferro ese año integrada por jugadores como Arico Suárez, Cherro, Grimaldi, D’alessandro, Rocha, y otros. Triunfamos en la Competencia por 2 a 0, y salimos derrotados en el Campeonato por 4 a 1.
En 1926, fui ascendido a Intermedia, actuando en el puesto de back toda la temporada y al final del año 1927, cuando sólo le restaban disputar Tres machtes únicamente a la Primera fui requerido para actuar en el círculo privilegiado en el puesto que hoy sigo ocupando: el de centre-forward. Desde esa oportunidad, salvo un año que tuve que marchar a por deberes familiares a Junín, siempre he vestido con orgullo los colores de Talleres.
-¿Para que club actuó en la localidad de Junín?
- Para Teniente Origone. Allí me hastié de hacer goals. Fuí el terror de las defensas, junto con Bernabé Ferreira, que actuaba en otro club.
-¿Que juicio le merece Bernabé?
-A mi concepto es el más formidable shoteador de nuestros días. Pero existe algo que realza aún más sus extraordinarios méritos. Su gran modestia, su bondad, su caballerosidad y sencillez extrema.
-¿Su debut contra quién fue, Lamanna?
No tiene que pensarlo mucho, su memoria es amplia en recuerdos.
Fue contra Estudiantes, en cancha de ellos,partido que empatamos en dos goles. Fue el 15 de enero de 1928, en un encuentro válido por el campeonato de 1927. Y en los dos siguientes encuentros, ganamos 2 a 0, y me tocó a mí marcar los cuatro goles.
- En 1930 que terminamos en el cuarto puesto de la tabla, a la par de San Lorenzo. Conseguí marcar 30 goles esa temporada.
Como para que queden en la historia…
-Usted ha conseguido tantos magníficos. A usted Hugo, no le han dado, como a otros, un rosario de apellidos y nombres rimbombantes. Sin embargo, le confieso, sinceramente mi parecer, su “shot”, es de los más formidables. Usted marca tantos partidos tras partido, y a pesar de haber empezado a actuar esta temporada después de disputar su equipo varios encuentros, marcha colocado en el tercer puesto de la tabla scorística. Y sigue marcando, avanzando domingo tras domingo…¡Usted, Lamanna, es el cañonero silencioso de la liga!...
Sonríe, sonríe. Toma un sorbo de café. Parece como si su modestia luchara con él, prohibiéndole opinar de si mismo. Yo, eterno preguntón, prosigo:
-Recuerde a los aficionados, cuáles han sido sus goles históricos.
- En el año 1928, actuando contra Boca Juniors en la cancha de ellos, aquél aciago macht…recibí un pase de un defensor nuestro, me corté sólo y desde unos 30 metros mandé el globo al marco de Mena, que quedó viendo visiones. También contra San Lorenzo, en la temporada del 30, un tiro de boleo y otro que escamoteó los pies de Fossa, fueron dos tantos intocables, y últimamente contra tigre. Un shot libre, y otro producto de una inteligente jugada de mis compañeros, que yo rematé violentamente…
-¿Y los goles de cabeza le entusiasman?
- Me encantan, francamente…
El “scorer” de Talleres.
Los jugadores predilectos en la actualidad son aquellos cuyos shots conmueve a las vallas mejor plantadas y colocan la pelota en contacto con los piolines en medio de la algazara del público.
Hugo Lamanna es en Talleres lo que Bernabé Ferreira en River, Guaita en Estudiantes y Varallo en Boca. El hábil delantero, sabe sacar provecho de las situaciones difíciles y frente al arco contrario es una esperanza de ventaja para los fieles hinchas del club de Remedios de Escalada, que lo tienen por uno de sus ídolos de fútbol.Revista La Cancha, 3 de setiembre de 1932
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