lunes, 19 de noviembre de 2007

Angelito Bosio



La Maravilla Elástica



¡No le metan goles en las prácticas! ¡Por favor! Angelito no puede tolerar eso. Se tira de palo a palo, se enoja, pone un gesto de nene mimoso, hace pucheritos y hasta le estorba esa onda que se coloca sobre el párpado derecho antes de salir a la cancha. Antes, cuando le marcaban un tanto, se hacía masajear las manos. Ahora ese trabajo está muy manyado. Entonces, para no echarle la culpa del goal a las manos, se las hace masajear después de una buena atajada. Pega un salto felino, despide con los puños una pelota, hace una estirada para recoger el nuevo shot, esquiva a loa adversarios que atropellan, manda la pelota al out y se tira al suelo desmayado. Así son dos los aplausos: el que estalla durante las atajadas y el que explota cuando Angelito se restituye a la valla.



Pero ataja. Ha vuelto a ser lo que era en 1927. Tuve la satisfacción de presenciar los matches contra Newell’s Old Boys y contra San Lorenzo. Quienes asistieron a esos encuentros estarán conmigo en que Bosio tuvo una actuación destacada. Ello es índice de nuevas futuras buenas actuaciones. Tiene que rendirlas. Es un excelente goalkeeper, de muchas condiciones naturales y aun joven. Sólo que el enemigo de Bosio reside en su temperamento. Es un muchacho que se pierde confianza muy pronto. Lugo de un yerro se pone a cavilar y eso provoca nuevos yerros. Bosio debe pensar en que una mala tarde la tiene cualquiera, pero que las condiciones no se terminan con una mala actuación.


Artículo escrito por Borocotó , aparecido en El Gráfico – 7 de abril de 1934.-

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