viernes, 28 de junio de 2013

Un 27 de Junio, pero de 1937...

Un 27 de junio, pero de 1937, Talleres recibía la visita del siempre difícil River Plate, al que no había podido vencer desde que en 1931 se declaró el profesionalismo. Compartimos la crónica que escribió la Revista La Cancha, en su edición 475 del 29 de junio de 1937.

En la foto aparece el equipo de Talleres que en la segunda fecha del certamen, había igualado 2 a 2 con Boca Juniors en Escalada. El único cambio respecto de ese once titular, fue la inclusión del puntero Garibaldi en lugar de Luis Fernández.

Eran las 14:45 – es decir, con casi media hora de retraso a la anunciada- cuando Bernabé movió la de gajos, en un avance que no prosperó debido a la excelente intervención del centro medio Pozzo. el match, desde su inicio, fue movido, lleno de entusiasmo y con gran decisión en todos los hombres. Talleres, atacaba menos que los millonarios. Pero sus avances eran mas penetrantes y daban abundante trabajo al guardavalla López que en todas ocasiones respondió con una agilidad desconcertante y una seguridad espantosa.

Dos shots, de Unuzé y Lorenzo, que ya se aclamaban en las tribunas adictas a los locales como goles convertidos, quedaron malogrados. Pero los millonarios no quedaron inactivos. Los avances se sucedían en forma continuada por el lado izquierdo donde el chico Pedernera –un puntero cebollita pero que ya tiene que afeitarse dos veces por día- para quien eran impotentes las patadas que Gazzaneo y otros tiraban con el fin de cortar sus avances. Pero todo no podía ser bueno. la forma en que venía actuando el juez Perrupato tenía que conspirar a la fuerza contra la buena voluntad de todos. 

A los 42’, un foul que le cometieron a Peucelle, luego de estar rodeado de cuatro o cinco defensores, Perrupato lo cobró al revés, motivando la queja airada del perjudicado, que discutió con el encargado de controlar las acciones, y luego de un gesto de fastidio, tomó la pelota y la envió contra las tribunas, con intención de enviarla a la calle. Perrupato movilizó piernas y manos en gestos espectaculares, llamando al capitán riverplatense, pareciendo que iba a echar de la cancha al puntero derecho millonario, pero al final su energía quedó reducida a la nada y pese a que faltaban tres minutos finales, dio la pitada y rumbeó para la casilla.

Segunda etapa

A las 16 en punto, Perrupato dio orden de movilización –no guerrera y las cosas comenzaron a hacerse bien, en los jugadores había buena voluntad, pero el referee…

A los pocos minutos hubo una pelea entre Pedernera y Pozzo, que se repartieron coces, pero aquí las cosas eran mayores…el juez llamó al orden a los jugadores y todo pareció calmado: pero agrego…pareció. Talleres actuaba medio desorganizado en especial su línea de ataque donde el centreforward Unzué no respondía de acuerdo a sus antecedentes, lo mismo que Fernandez y Manoni, quedando librados los avances a la buena voluntad y entusiasmo de Lorenzo y Garibaldi que eran los que más hacían para llegar al arco de López. River, más aplomado, de a poco se fue apoderando de las acciones y la valla defendida por Espada a dejar temblequeando a postes y travesaño…
El frío ponía a los players ganas de entrar en calor, pero entumecía a los espectadores. Y así River se puso en ventaja con un gol de Moreno, con un “pechazo” que tomó desprevenido a Espada y lo mandó al guardavalla local adentro con pelota y todo.

Este gol fue largamente protestado por los de Talleres, hizo arder los ánimos y así empezaron a sucederse jugadas bruscas en demasía. El juez, principal hacedor de la hoguera, no por el tanto, sino por haber dejado pasar por alto infracciones visibles para cualquiera. y a los pocos minutos un tanto mas cinematográfico que el primero, ya que una falta desde larguísima distancia tomada por Vassini debido al fuerte viento reinante, de introdujo en el arco ante la atónita mirada de Salomón y Espada, que no pudieron hacer nada para evitarlo.

A esta altura un encontrón de Pozzo con Rodolfi, lo dejó en inferioridad de condiciones, debiendo hacerse algunos cambios. Pozzo pasó a la punta derecha, Manoni dejo ese puesto para cubrir el de Gazzaneo que cubrió el de Pozzo y la desarticulación que ya se veía en las filas tallarinenses aumentó en grado considerable. a la media hora vino otro gol cinematográfico. Bernabé, que estaba en la punta derecha, mientras que Peucelle , que está siempre en todos lados- estaba en el centro, y motivó un tiro largo del cañonero de Rufino desde un ángulo esquinado y ante la descolocación de Espada se introdujo en el arco, ante el asombro de los espectadores y de los propios compañeros de Bernabé, que ni siquiera festejó el gol.

 
Pero a los 33 minutos, Lorenzo, que había sido uno de los delanteros mas trabajadores, logró el único gol de Talleres, con un “pepino” esquinado que dejó mirando a López las cosas lindas que hay por las cercanías de Remedios de Escalada. 

Y nada más. Mucho frío, mucho entusiasmo, en un partido muy movido donde al final River impuso su clase. Un ganador meritorio.

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