lunes, 30 de junio de 2008

River Plate: la eterna frustración de Talleres ( Segunda parte)



En un posteo anterior referido a la disputa de la tercera fecha del Torneo de 1931, mencionábamos la eterna dificultad de los equipos de Talleres al enfrentarse a los conjuntos riverplatenses, ya que durante el Profesionalismo, el once albirrojo nunca pudo vencer a su similar de Nuñez. http://talleresdeescalada.blogspot.com/2008/06/river-plate-la-eterna-frustracin-de.html


Un correo de Emiliano Simón, responsable de www.frecuenciaalbirroja.blogspot.com , nos motivó a realizar un posteo más completo referido a esta supremacía de River Plate sobre Talleres. Nos dice Emiliano:


" Te paso las dos victorias de Talleres sobre River en el amateurismo:
18/12/1927, fecha 25, Talleres 2 a 1.
6/12/1930 también por la fecha 25 Talleres 1 a 0. Te debo los goleadores pero parece que con River hay que jugar en diciembre y por la fecha 25.

Un abrazo y felicitaciones por el blog.
Emiliano "

Gracias Emiliano !!!

La primera vez que se enfrentaron, fue en 1926. Por la disputa de la fecha 15 , jugada el 18 de julio. River vence como local a Talleres 2 a 0. Por la disputa del torneo de 1928, se enfrentaron en la fecha 35: lo hicieron recién el 30 de Junio de 1929, Talleres cayó derrotado 2 a 0 por River Plate en Remedios de Escalada.Había transcurrido menos de un mes, cuando por la disputa de la primera fecha del Torneo de 1929, Talleres vuelve a enfrentarse a River el 21 de Julio, y es vencido 1 a 0 en el Estadio de Avenida Alvear.

Las cifras son elocuentes: de un total de 17 partidos disputados, Talleres perdió 15 ( incluidos los disputados por la Unión Talleres Lanús), y sólo empató 2.Sus únicos 2 empates, los obtuvo en condición de visitante, en 1931 y 1938.


Los jugadores riverplatenses, se las ingeniaron para marcarle 58 goles a los arqueros de Talleres, en tanto que los equipos de Talleres sólo señalaron 12 goles.


Bernabé Ferreyra, fue un verdadero verdugo frente al arco de Talleres, ya que le marcó 17 goles, superando ampliamente, los 12 goles que Talleres le señaló a River en los 17 encuentros en que se enfrentaron. Otros goleadores que se destacaron, fueron José Manuel Moreno y Carlos Peucelle, con 7 anotaciones cada uno. José María Rongo, le marcó 2 goles a Talleres, en el único encuentro que disputó, el domingo 27 de Noviembre de 1938. Ese partido finalizado con victoria de River por 5 a 2 y disputado en Remedios de Escalada, determinó el descenso de Talleres a Segunda División.

El resto de los goleadores son: Manuel Ferreira, Castillo y Eduardo Davico, con 2 tantos cada uno. El detalle de los que marcaron un gol es el siguiente: Lago, Rival, Gondar, Marassi, Granara Costa, Sciarra, Luna, Tello, Lamas, Perinetti, Locasso,Deambrosi, Samaniego, De Dovitis, Pedernera, y Máspero en contra.


De parte de Talleres, los doce goles, se reparten de la siguiente manera: Hércules Arístides Cilento, Hugo Lamanna, Oscar Rodríguez, Félix Cerrudo, José Penner, Eduardo Luis Davico, José Peluffo, Enrique Guerrero, Oscar Larretchart, y Alberto Lorenzo, que fué el único delantero Tallarín que le señaló dos tantos a los equipos de la banda roja.


Dejamos la crónica del partido que River y Talleres disputaron el 31 de Julio de 1938, que tiene la particularidad de ser el único encuentro que los enfrentó en el Monumental , inagurado meses antes.

Además sumamos la fotografía del encuentro. De fondo se aprecian las tribunas del reducto de Nuñez.


Merced a su entusiasmo Talleres conquista un punto al empatar con River Plate en un tanto.

En la Segunda etapa equilibra Talleres las acciones, pues en la primera le fueron adversas.

En el primer tiempo del macht que empataron Talleres en un tanto River Plate y Talleres, la defensa de éste, actuó con gran eficacia. Es difícil convencer a quien no haya visto el partido de que los locales, River Plate, merecieron haber obtenido por lo menos cinco goles en los primeros 45 minutos de juego. La delantera visitante sólo llevó contados avances, no exentos de cierta peligrosidad, pero esporádicos. Por el contrario, la de los locales, estuvo continuamente maniobrando en el sector adversario. Y además, tirando al arco. Por lo que no puede argüirse que el dominio fue sólo expresión de mejor juego y que el score no fue abierto por escatimar remates. No. Los delanteros riverpaltenses shotearon desde todos los ángulos. Pero la pelota siempre encontraba en su camino el cuerpo de un rival que providencialmente salvó el tanto. Cuando no detuvo la pelota el arquero en una arriesgada intervención.

En el segundo tiempo se desanimaron los locales y se agrandaron los de Talleres. Encina, dominó el campo y tuvo a rayar a los tres centrales. Quisieron éstos inteligentemente, variar de táctica y dieron abundante juego a los wingers. Y entonces Salomón y Máspero, se multiplicaron en forma tal, que terminaron por desorientar a los atacantes.
Fue entonces cuando Talleres emparejó las acciones. Tras el tanto de River Plate, buscaron el empate y lo consiguieron. Y se llegó al final del macht, sin que Talleres apelara al tan manido recurso de echar la pelota afuera. Por el contrario, como cobrando fuerzas ante el desmayo del rival, estuvieron a punto de anotar el tanto del triunfo. En cierto modo, la división de puntos, compensa el entusiasmo notable de Talleres, que aún sabiéndose inferior, no apeló a recursos subalternos para mantener el empate. Ni demorando las suspensiones del juego, ni tratando de inutilizar al adversario.
Talleres tuvo en Guerrero su mejor delantero, mientras que en la defensa, además de Encina, Salomón y Máspero, descolló Titonell.

Diario “El Mundo”, 1 de Agosto de 1938.

Fecha 14°: 31 de Julio.


RIVER PLATE 1, TALLERES 1


RIVER PLATE: Sirni; Vaghi y Cuello; Coloccini, Rodolfi y Wergifker; Peucelle, Vaschetto, B. Ferreyra, De Dovitis y Pedernera.

TALLERES: Rocco; Salomón y Máspero; Gazzaneo, Encina y Titonell; Ferreiro, Tagliabue, Guerrero, Rojas y Saldomando.


Goles: ST 20 De Dovitis; 24 Guerrero

Juez: Mac Kay

Produjo: $ 1752,30

jueves, 26 de junio de 2008

Nos siguen escribiendo...

Hola Ariel :
Escribo para felicitarte por el blog, sumamente completo y una satisfacción enorme para los hinchas de Talleres el saber que alguien de alma Tallarín lleve adelante enorme empresa con la calidad con la que lo hacés.

Lo del Miércoles 11 fue lo más grande que viví como hincha de Talleres, mas allá de los campeonatos que pude festejar con la albiroja , fue emocionante ver tanta gente vivando al rojo de Escalada. Una verdadera pesadilla para los simpatizantes de clubes vecinos ver la popular visitante del estadio deLanús colmada y la fiesta que armó la gente de Talleres.

Como alguien dijo alguna vez, "El gigante dormido" había comenzado a despertar, y con ésto quedó ratificado y plasmado el miercoles por la noche. Y no sólo en palabras de algún hincha loco y emocionado, sinó en el hecho que todo un país pudo presenciar en imágenes, en vivo y en directo,lo que unos 8000 locos se atrevieron a demostrar en el frío conurbano sur.

Cuanto más lo quieren matar, menos lo logran. Cuanto más lo quieren quebrar, menos lo hacen, Y cuanto más lo quieren dormir, más lo despiertan.

Nuevamente felicitaciones a vos y cada uno de los tallarines que hicieron vivir a mi familia una noche mágica e inolvidable.

Para ellos, para vos y para todos un abrazo enorme.

Gracias.

Oscar Cejas(Socio N° 30.042)

Muchísimas gracias Oscar !!!

De paso, dejamos un video...Talleres sale a la cancha a enfrentar a su rival, y la tribuna vive una verdadera fiesta...


lunes, 23 de junio de 2008

Suerte, Leandro


Por estas horas nos enteramos que Leandro Scornaienchi, surgido del semillero albirrojo y que defendiera la camiseta de Talleres durante varias temporadas, estará viajando para incorporarse al Nocerina italiano de la serie "C2".
Desde acá, le deseamos lo mejor a Leandro, y esperamos verlo de vuelta alguna vez , defendiendo los colores de la camiseta del club del que es hincha...
Dejamos dos sitios, del club de la región de Salerno...

sábado, 21 de junio de 2008

River Plate: la eterna frustración de Talleres



Por la tercera fecha del Campeonato de 1931, disputada el 7 de Junio de 1931, ante 6.000 espectadores, Talleres recibía a River Plate en Remedios de Escalada, y caía derrotado en condición de local por 3 a 1.


La derrota sería una constante durante la participación del once albirrojo en Primera División, ya que Talleres, durante los Torneos Profesionales, nunca pudo vencer al equipo Millonario...


La acción pujante y armónica de River Plate le valió su victoria sobre Talleres por 3 a 1

Cerca de seis mil personas presenciaron el cotejo de Talleres y River Plate, en Remedios de Escalada, donde dirimieron supremacías, prestigiados por sus recientes victorias sobre dos de los mejores equipos de la Liga. La calidad del juego sin ser excelente, no frustró la expectativa, pues las acciones, disputadas con empeño, fueron movidas y vistosas. River Plate, sin dominar en absoluto, demostró ser superior como equipo, por su eficaz armonía, y obtuvo un merecido triunfo, logrado incluso por la mayor envergadura de su quinteto delantero, cuya eficacia se tradujo en el score, fruto no del dominio ejercido, sino de su efectividad y empuje.

El primer período acusó equilibrio hasta los 20 minutos en que Talleres abrió el score: una de las peligrosas incursiones de sus forwards dio lugar al tercer corner cedido a su favor: el shot de Martínez lo atajó Iribarren a medias, y en el entrevero la pelota rebotó en su hermano, ocasión que aprovechó Lamanna para anidarla en la red. A continuación los visitantes se adueñaron de la ofensiva, dominando y cinco minutos después lograron el empate. Ante un ataque de River Plate, Madero incurrió en foul: el tiro libre de Artel, lo recibió Rival, que a la carrera despidió un espléndido shot que, detenido a medias por Bosio, entró en la línea del gol, al tiempo que arremetían Ganduglia y Locasso. Dos minutos después Marassi remató afuera cuando la chance de Bosio era nula, dominando en forma persistente los visitantes hasta los 35 minutos, en que una fuerte reacción de Talleres emparejó las acciones en lo restante de la etapa.


Los primeros 30 minutos del período final fue lo mejor del macht: River Plate con su acción pujante y armónica mantuvo el control de la lucha y obtuvo ventajas apenas iniciada; un ataque de su ala derecha fue cortado por foul de Madero: Gondar se encargó de hacer efectiva la pena y lo hizo con un violento shot desde más de 20 metros, que con su trayectoria alta y esquinada batió completamente a Bosio, cayendo éste al suelo.La acción tenaz de los tres delanteros visitantes desorganizó la defensa de Talleres, que nada pudo hacer para evitar su tercer contraste cuando iban 8 minutos.En posesión de la pelota Ganduglia la pasó a Marassi, quien con un tiro corto anotó el último gol de su equipo. Al promediar el tiempo hubo una corta reacción de los locales, que igualaron el juego, que decayó por completo durante los últimos 15 minutos finales.


Talleres: Bosio; Wilson y Ravizza; Donadi, Sirio y Madero; V. Martinez, Lombardi, Lamanna, Zubizarreta y O'Abate.


River Plate: J. Iribarren; Belvidares y J. C. Iribarren; Artel, Dañil y Malazzo Gondar, Marassi, Ganduglia, Locasso y Rival.


Goles: PT: 20 Lamanna; 25 Rival.


ST: 2 Gondar; 7 Marassi.

Juez: Rotondo
Produjo: $ 3.167.

lunes, 16 de junio de 2008

La opinión de los hinchas...

Unos días antes del encuentro que disputaron Talleres y Lanús, pedimos la opinión de los hinchas de ambos clubes, en relación a la estrecha y marcada rivalidad que los separa desde hace décadas; nos llegaron gran cantidad de correos, de simpatizantes de ambos clubes, pero en su mayoría, el tono con el que se expresaban, era agresivo.

Decidimos publicar dos de estos correos; de un simpatizante de Talleres, Marcelo Blanco, y de uno de Lanús, Diego. Además, posteamos la opinión de un hincha de Comunicaciones, que también nos escribió.

Hola Ariel, te escribo este mensaje para felicitarte por la altura con la que contestaste el mensaje de un hincha de Lanús, un mensaje anónimo, pero bueno lo que importa es que con información nos enteramos de las manos que recibió el club Lanus, a nosotros el SUJETO que gobernó 24 años seguidos el municipio nos metió 2 manos pero encima para hundirnos, pero no lo logro, estuvo cerca eso es cierto. Si pudiéramos conseguir tierras para hacer aunque sea 2 canchitas para las inferiores y que practique la primera, hacer la pista de atletismo que tantas satisfacciones le dio a Talleres sería bárbaro, creo que esa seria la mejor mano de parte de las autoridades municipales, por supuesto que se agradece lo del partido y la ayuda del club Lanus (aunque me cause dolor interiormente) para que este se realice.Un saludo a todos los hinchas de TALLERES y felicitarte por el blog. Marcelo Blanco


Sres. del blog, buenas tardes:Yo soy hincha de Lanús pero habitante de Remedios de Escalada, específicamente Dardo Rocha y Marco Avellaneda, particularmente estoy de acuerdo con el partido como así también estoy de acuerdo con que el verdadero clásico de Lanús es Talleres a pesar de no verse en los últimos años.
Tambien entiendo que mucha gente del granate no este de acuerdo con la especie de ayuda que se dice le dará el partido a vuestro club, y esto es una lástima ya que mucha gente no querrá ir y seria un hermoso marco de no pasar esto, calculo que esta bronca data de la época donde Talleres firma el convenio con la gente de Vélez y muchos hinchas del rojo se mufaban de que Vélez iba a engrandecer al club y que esto no podría haberlo hecho un convenio con Lanús y luego sabemos como termino, Vélez jamás ayudó al club y lo dejo peor que antes, me parece que un convenio con mi club hubiese generado una sinergia mas que positiva para Talleres, debido a la seriedad de la dirigencia granate, no nos olvidemos que estuvimos peor que ustedes y nuestro presente nos tiene como un hincha lo sueña y con futuro mas que fructífero.
Respecto al tema de las ayudas políticas, no me interesa entrar en ese tema, yo soy hincha del fútbol y la política es sucia en todo y en todos los clubes lamentablemente.
Desde mi humilde opinión, les deseo toda la suerte del mundo, quiero lo mejor para Talleres ya que es el club de mi ciudad y por el cual tengo un gran afecto, espero que la gente de Lanús reconsidere su situación y llene la cancha demostrando un gesto de grandeza y solidaridad hacia el otro club importante del municipio.
Atte.- Diego

Hola Ariel.
Esta vez no te escribo para darte mi solidaridad, sino para transmitirte mi envidia (enorme y sana).
No lo puedo creer: DIEGO JUGANDO PARA TALLERES!!!!!
Te cuento que por un par de horas todos teníamos puesta la roja y blanca, en la piel y en el corazón.
Mi mujer me preguntó si estaba viendo un partido de futbol o una novela de Andrea del Boca. Tenía los ojos humedecidos.
Sin lugar a dudas estábamos viendo más que un partido. Estábamos frente a la vida msma.
Desde ya mis felicitaciones por la idea y por la organización.
Cuando vuelvas a la tierra, y si tenés tiempo, contame como lo vivieron y qué sintieron.

Aprovecho también a decirte que el blog es excelente. Es increíble que lo lleves adelante vos sólo.

Celebro asimismo el levantamiento de la quiebra.
Ojalá alguna vez Comu llegue a disfrutar de ese momento.
Como hincha conservo la ilusión intacta. Como abogado veo, en cambio, un futuro oscuro que nos va a destrozar el corazón.

Te agradezco el saludo. Ya fue transmitido.

Desde mi querida Agronomía, un abrazo, Fabián.

Dejamos un video de la entrada de Diego Maradona al terreno de juego , vistiendo la camiseta de Talleres, si bien la calidad no es de las mejores, se puede disfrutar sin problemas...

viernes, 13 de junio de 2008

Talleres Lanús:El partido del 11 de Junio


Este aspecto presentaba la Tribuna ocupada por la parcialidad tallarín , la noche del miércoles 11 de Junio: más de 8.000 personas, teniendo en cuenta que la popular visitante del club Lanús, cuenta con 14.000 localidades.
Al margen del resultado, la gente de Talleres copó el Estadio de Lanús, y sorprendió a más de uno. Los que no estamos sorprendidos, somos nosotros, por supuesto, ya que sabemos del esfuerzo que se hace para sacar el club adelante.
Esta foto, en cierta medida, hace visible ese esfuerzo.
Esta inmensa alegría, que nos damos los hinchas de Talleres, permanecerá en nuestra memoria por muchísimo tiempo, y realmente, se hace difícil mensurar las sensaciones en palabras, por lo que esta vez, dejaremos que la fotografía, hable por sí misma.
Párrafo aparte para la excelente conducta de ambas parcialidades, y el agradecimiento a todos los que hicieron posible esta fiesta, sea desde la esfera política, dirigencial ( a los responsables de los destinos de Lanús y Talleres) y también desde el aporte económico de diversas empresas, pasando por todos los presentes en la noche del miércoles.
Y por supuesto ,a Diego Maradona.
Tampoco nos queremos olvidar de mencionar el excelente trato recibido por la gente de Prensa de Lanús. Continuaremos subiendo una serie de fotos, y existe la posibilidad también de algunos videos.
Si nos quieren trasmitir sus impresiones, escriban a talleresdeescalada@yahoo.com.ar
Ariel Cappelletti

martes, 10 de junio de 2008

El Clásico Talleres- Lanús durante el período amateur



A horas del Clásico Talleres Lanús, e intentando justificar los resultados de la encuesta, ofrecemos un documento original, que se encuentra en elaboración desde hace mucho tiempo. En esta primera entrega ofrecemos un análisis del período amateur, y en posteriores posteos, alcanzaremos la totalidad del historial.

Agradecemos la colaboración invaluable y desinteresada de Diego Mochetti, Felipe Soutinho, Pancho Vázquez, y Fernando Godoy.

Dejamos una foto del equipo de Talleres de 1927.

Parados: D. Carrera, A. Pancelli, José Ravizza, Ángel Bosio, I Bulla y A. Serramía.
Agachados: F.López, J. Blanco, ángel Lombardi, Luis Zubizarreta y Leonardo Donadi.



Durante las primeras décadas del pasado siglo, se fundaron en la zona sur de lo que luego sería el Gran Buenos Aires, gran cantidad de clubes, generalmente para desarrollar la práctica activa del fútbol, de creciente popularidad. En Avellaneda, Racing se funda en 1903, mientras que Independiente nace en 1905 .El Porvenir surge el 12 de Septiembre de 1915, y tan sólo diez años después alcanza un meritorio tercer puesto en el campeonato organizado por la Asociación Argentina. Lanús es fundado un 3 de enero de 1915, y Talleres, surge en Remedios de Escalada, un Primero de Junio de 1906. Un poco más al sur, el club más viejo de la zona: Banfield, originario de 1898, que sería el primer club considerado chico, en alcanzar una final para dirimir el primer puesto en un torneo de Primera División, además de ser el club del fútbol argentino con mayor cantidad de sobornos comprobados. Temperley, nace el primer día de 1912, y Los Andes, surgiría exactamente 5 años después, un primero de Enero de 1917. Cuando el fútbol era desde hacía tiempo el deporte más popular, surge San Martín, en Burzaco, el Primero de Mayo de 1936, y posteriormente lo hará Brown de Adrogué (un 3 de Marzo de 1945).

Al margen de estos clubes, existen otras instituciones de escasa trascendencia, o que actúan en categorías menores durante unos pocos años, siendo parte sólo excepcionalmente, de los torneos organizados por la entidad madre del Fútbol argentino, como Sportivo Alsina o Marplatense.





El conjunto de Remedios de Escalada, accede por primera vez a la división mayor del fútbol argentino, para 1926, en tanto que su rival, participa de esa división desde 1920. Ambos participan de los Torneos que organiza la Asociación Amateurs.

Es por lo tanto, que se enfrentan por primera vez el 18 de Abril de 1926, durante la disputa de la tercera fecha del campeonato. Lanús vence 2 a 1 a Talleres, en Remedios de Escalada, que venía de dos victorias consecutivas. Talleres ocuparía el puesto 14, mientras que su rival, alcanzaría la sexta posición. Por la gran cantidad de conjuntos, y por que generalmente los Campeonatos culminaban una vez comenzado el año siguiente, los equipos solamente se enfrentaban una sola vez por torneo. Los tradicionales rivales se enfrentan al año siguiente, en 1927(cuando ya se habían unificado las asociaciones Amateurs y Argentina) en Remedios de Escalada, por la octava fecha, disputada el 8 de Mayo. Talleres es derrotado 2 a 0
Lanús alcanzaría una excelente posición, ya que terminaría tercero entre 34 equipos, sólo por debajo del campeón San Lorenzo, y de Boca, ocupante del segundo puesto. Talleres culminaría su participación en el puesto 23, aunque sin experimentar ningún peligro de descender.

Comentábamos que los torneos finalizaban entrado el año siguiente. Por el enfrentamiento que correspondía a 1928, Talleres y Lanús, recién jugaron el encuentro que debían disputar el 10 de Junio de 1928, por la fecha 4, al año siguiente, el 7 de Abril de 1929. Luego de dos enfrentamientos, de 1926 y 1927, Talleres logra su primer victoria frente a Lanús, al vencerlo en Remedios de Escalada 2 a 1.El Albirrojo finalizaría en la posición 18, mientras que su vecino ocuparía el puesto 13.
Vuelven a encontrarse ese mismo año, aunque por la disputa del Torneo de 1929, registrándose el primer empate entre ambos. Por la fecha 9, disputada el 20 de Octubre, en cancha de los granates, Talleres y Lanús igualan 0 a 0. Talleres culmina su participación en la sexta posición, producto de 7 victorias, 5 empates y 5 derrotas.
Lanús finaliza tercero, con 8 victorias, misma cantidad de empates, y 1 derrota.

El último enfrentamiento del período amateur, corresponde al Campeonato de 1930. Talleres lograría su mejor ubicación en un Torneo de Primera División al terminar en un muy meritorio cuarto puesto, entre 36 equipos; factor fundamental para que la comisión directiva, encabezada por Lorenzo Lainatti, decidiera al año siguiente participar de los Torneos Profesionales. El conjunto de Escalada, vence a su tradicional rival el 30 de Marzo de 1930, en la disputa de la segunda fecha. Por primera vez, Talleres triunfa 2 a 1 sobre Lanús en condición de visitante, en el recientemente inagurado estadio de General Acha y Arias (hasta 1928, los granates tenían su cancha en General Deheza y Margarita Wield, que contaba con una capacidad de 8000 espectadores). Talleres comienza el torneo de gran forma, ya que vence a Argentino del Sud en Escalada por 1 a 0.Visita a Lanús y lo derrota 2 a 1, empata 2 a 2 con San Lorenzo, derrota como visitante a San Fernando 4 a 0 y vence a Sportivo Palermo 2 a 1. Idéntico resultado, para vencer como visitante a Argentino de Quilmes, y victoria como local frente a Excursionistas, por 1 a 0. Esta excelente racha, la corta Independiente, que vence a Talleres 4 a 1, en Avellaneda, el 18 de Mayo de 1930.Es de resaltar que Talleres perdería su condición de invicto como local, el 28 de Diciembre de 1930, cuando Sportivo Buenos Aires, lo venció 3 a 2, mientras que Lanús finaliza en el puesto 28.

Según el periodista Pablo Ramírez, “La situación que imperaba en el fútbol argentino al finalizar la década del 20, era insostenible. Por una parte, los futbolistas deseaban legalizar las condiciones en que prestaban servicios a las diferentes instituciones, ya que hasta entonces y desde muchos años atrás, se practicaba el profesionalismo encubierto, lo que no constituía un secreto para nadie. Para reafirmar el deseo de obtener la declaración del profesionalismo, se declararon en huelga el 10 de abril de 1931. Por otro lado, era por demás irregular la forma en que se desarrollaban los campeona- tos de primera división, en los que participaba la exorbitante cantidad de 36 equipos, que disputaban certámenes de una duración tan extraordinariamente prolongada, que generalmente finalizaban en los meses de marzo o abril del año siguiente. Todo ello con merma no solo de la calidad de los espectáculos, sino también de las recaudaciones, porque muchos de los equipos intervinientes aparecían con las mínimas condiciones deportivas y económicas que la importancia del principal torneo requería. Era común al entrar el mes de febrero, que se procediera a suspender el campeonato, para reanudarlo luego de las fiestas de Carnaval.
Era indudable que la depuración que el fútbol estaba necesitando, llegaría con el profesionalismo, ya que éste traería nuevas exigencias que muchas entidades no estarían en condiciones de afrontar. No extrañó entonces ver enfrentados a los dirigentes de los clubes, que divididos en dos bandos, provocaron una nueva escisión (la tercera que ocurría en el fútbol argentino), lo que contribuyó a encontrar una solución. Esta llegó el 11 de mayo, en que al producirse la división, quedaron constituidas: la Liga Argentina de Football, en la que se agrupaban las 18 entidades que pocos días después comenzarían el primer campeonato profesional, por una parte, y la Asociación Amateur, formada con los clubes de segundo orden que se oponían a la división. Para 1931, Talleres contaba con 1100 socios, en tanto que Lanús tenía 2000.
Respecto de los inconvenientes propios de las nuevas instituciones , resaltamos dos breves menciones, aparecidas en diferentes medios impresos: para el caso de Lanús , una reseña aparecida en la “Historia del Fútbol Argentino”, (Tomo I, página 328, Editorial Eiffel.”), en 1958, comenta: “Las generosas donaciones de los “socios protectores”, permitieron que la institución se arraigara desde un principio. No existiendo los problemas económicos se formaron los cuadros seleccionando los mejores jugadores locales y trayendo los buenos elementos de la ciudad de Rosario”.

En un reportaje a Pablo Comelli (socio fundador, jugador y capitán del primer equipo de Talleres) que la revista “El Gráfico”, le realizara al prócer tallarín con motivo de los 50 años de Talleres, decía, en 1956:“Desde unos años antes, Talleres, por la visión de su presidente, señor Lainatti y los dirigentes que lo acompañaban en su gestión, había adquirido dos manzanas de terreno en el lugar que actualmente ocupa, en las calles Rosales y Timote. Talleres no tenía entonces dinero, pero si muchas esperanzas y especialmente mucha fe en el porvenir. Pagó por esas dos manzanas, 90.000 pesos, en cómodas cuotas anuales, según rezaba el contrato con la firma vendedora. Y terminó de pagarlo en 1937.”

viernes, 6 de junio de 2008

¡ Ma´ sí, dale para adelante!!!! ( tercera y última parte)


Finalizamos con la entrega del cuento de Jorge Suárez Armillei, el gran escritor tallarín.


Le agradecemos muchísimo a Jorge, quien nos dice ...

" Les envío el cuento de Diego,ya que se nos viene el 11/06 y creo yo que sería un buen homenaje. Te comento que por este cuento Víctor Hugo Morales hizo el prólogo de mi primer libro de cuentos "De Volea y al Angulo" ,de Editorial Dunken y también se encuentra en la versión corregida y aumentada de "Viaje al centro del fútbol ", que editó la Editorial De los Cuatro Vientos , a instancias de la Fundación PUPI para el proyecto Libros Solidarios Abrazo albirrojo"


Aquí, la tercera y última parte del cuento. Que lo disfruten...



Durante el giro ve que el entorno era una masa confusa, indeterminada. Piensa que está en alguna otra cancha, tal vez en el Parque Saavedra, en las Malvinas Argentinas, en Ezeiza, en las Siete Canchitas o en la Candela, qué lindo era ese nombre, y después de mucho tiempo (dos o tres años) supo que quería decir la luz. O estaba girando en cualquier otra cancha. Y mientras gira, en un gesto tan de él, va sacando la lengua.
Ya empiezan a quedar atrás, ante su rotación, los dos que lo habían venido a marcar en el medio de la campo; y acelera, claro, tiene cierto espacio, y, por qué no, tiempo. Siente (piensa) como si esa aceleración no proviniese de él mismo, sino de otro lugar. Algo que lo va impulsando hacia adelante, es un viento frío. Esto no se lo podía explicar así mismo, y en medio de aquel partido menos. Pero él podía hacer esas cosas, porque para eso él era él, y nadie lo podía comprender, como todo aquello que le va pasando en diferentes tiempos, que para él son segundos detenidos o vertiginosos superpuestos, y que para los demás son tiempos muertos o pedidos en la memoria.
A ver: ¿cómo explicar ese viento frío que se le apareció en medio de aquel día bochornoso de calor? Es como si un túnel de aire frío hubiese perforado el centro del aire denso y pegajoso de las dos de la tarde. Sí, y las sensaciones que le vienen con el frío son una mezcla de euforia y de angustia, que le ponen los pelos de punta, siente que aquel aire liviano viene cargado de aliento, un clamor que le canta como una letanía: “Qué él, le diera para adelante, qué con él, en aquel arranque, iban miles.” “¿Miles de qué?”, pregunta en medio de la aceleración.“De ojos”, le responden.
Son ojos que lo miran emocionados, entre los millones de los otros ojos. Aquellos ojos emocionados son diferentes, tienen algo que lo conmueven; y, en esa sacudida, él entiende la importancia de lo que está por hacer. No tanto ya para él, porque para él no es que todo era igual dentro de una cancha, sino que él tomaba con otra dimensión las cosas que hacía jugando al fútbol, muy distinta que para los demás, después, afuera de la cancha sería otro cantar. En medio de ese aire frío, siente que las miradas, provenientes desde allí, son cálidas, más cálidas que las demás, que lo siguen mirando. Pero es una corriente de calidez procedente del mismo centro del frío. Es algo que lo va llevando a una concentración sobre sí mismo, a sus momentos más sentidos, cotidianos: como cuando él se quedaba extasiado mirando al Papi pescando en la costa correntina del río Paraná o se reunía alrededor de un asado con amigos en el fondo de la casa, y tomaban cerveza o vino en esos jarros de aluminio rezumantes de transpiración, y estaban acuclillados cerca de la parrilla comentando partidos o anécdotas de pescadores o chistes. Y él se mira en esa escena con calidez, y es esa misma calidez la que le llega desde centro mismo del aire frío, desde las mismas miradas de los muchachos que estuvieron siempre con él, infinita y cálidamente con él. Y eso lo envalentona de una manera increíble, lo vuelve a una realidad crucial, porque ahora que lo piensa bien, tenía esas miradas a cuestas que lo impulsan, sí, y que lo alientan, también. Pero esas miradas son una responsabilidad extra, que él, hasta ese momento, no las tenía en cuenta, al menos dentro de aquel partido, que se le fue apareciendo de esa manera un tanto alocada antes de responder al periodista, y antes de mirar a la cámara.
“¡Qué cargado está este partido, carajo!”, grita para sí.
Pero él se tranquiliza porque debe serenarse, y ya le queda poco; faltarían unos cuarenta metros, nada más. Claro, uno dice cuarenta metros, y qué son cuarenta metros en el mundo, nada, y aquí lo son todo. Él piensa en su cabecita de nene, cuántas cosas que hay dentro de una cancha fútbol, y que él jamás se había dado cuenta de todo aquello.
“Porque para mi jugar es lo más importante a pesar de que la cancha esté cruzada por todo esto y mucho más -se iba diciendo-, pero la mirada de aquellos muchachos...”
Siente un escalofrío merodeándolo en aquel arranque en el campo contrario, y se le aparece una estepa rodeada de mar, una planicie llena de caras agarrotadas de frío, un humo denso como una mortaja, ve la desolación y el abandono en medio de aquello. Se ve así mismo o ve al Negro o al Beto o a todos, abandonados y ausentes. Ve a madres, miles de madres pidiendo, rezando por aquellos que lo alentaban desde las miradas cálidas en medio del frío. Todo lo atravesó y lo impulsó aún más, porque, ahora sí, todo sería aún más. Aquel partido era aún más que cualquier otro.
“¿Pero qué será todo esto?”, se pregunta.
Él hace ese gesto tan de él, ese menear de cabeza y la boca tensada hacia las comisuras labiales, y deja ver sus dientes como pequeñas cuentas resplandecientes, y larga un insulto como una descarga, y ahí sí, se dice, lo que él siempre se dirá así mismo en todos los momentos cruciales, que no ha vivido, pero que ya vendrían, y ahora más que nunca, se grita interiormente:
“¡ Ma´sí dale para adelante!”
Porque la cosa no estaba para reflexionar tanto, sobre todo porque ahora venía lo más difícil, eran esos cuarenta metros finales.
Y, por fin, engancha con la zurda hacia adentro, en una maniobra que deja en el camino a un rival más, que lo salió a atorar desmañadamente. Pero él con un saltito casi displicente y con el envión del aire frío y de las miradas cálidas, toma una velocidad inusitada. Ahora, ya veía lo que iba venir: el tenía esa sensación mientras corría y sentía el contacto con el fútbol, de que aquello ya lo había vivido. En realidad, todo lo que le iba pasando era como un recuerdo que venía de un tiempo venidero. Justo antes de hablarle a aquella cámara que tomaría su imagen, y su candidez que sería reproducida hasta la perpetuidad, que conmovería a generaciones; y la pregunta increíble para su edad hecha por aquel periodista inconsciente de lo que estaba haciendo... Ahora, le vuelve la tensión de llegar a los últimos metros, y él, ya en tres cuartos de cancha, sintió que aquello se le parecía a un partido jugado en la cancha de Fénix, y que veía la misma jugada o similares desde diferentes momentos, ángulos y lugares, y en todas había arrancado desde muy atrás. Se acordó de que en una jugada parecida a la que se fue apareciendo, la estaba jugando en un estadio gigantesco y antiguo, como una especie de templo medieval donde habían metido un cancha de fútbol. Era algo que más que una visión, era como un sueño, un estadio que tenía sus cúpulas tapadas por una niebla densa (que no se parecía a la del Riachuelo), y donde el sol parecía un recuerdo inconcluso; y vio un calcó de la jugada que está haciendo, ahora en la tarde calurosa. Mientras la voz penetrante de un chico, le surgía desde algún lugar en su cabecita de chico también, le pareció que era su propia voz, que le advertía: “¡Tené cuidado!”.”¿Pero cuidado de qué?”, se pregunta con cierta desesperación porque todo aquello ya no era normal.
Sí es que había algo de normal en todo lo que le iba pasando. Pero que él normalizaría a lo largo del tiempo como una nueva cultura futbolera que irrumpiría, no se sabía de dónde ni por qué. Mientras le resonaba aquella voz penetrante, él se iba metiendo en el área grande adversaria, porque ellos (los contrarios) dudaron; y claro lo que su propia presencia imprevisible empezaba a sembrar, entre los contrarios, eran grandes dudas. Ni que hablar si lo empezaban a subestimar, aunque los contrarios ya lo iban conociendo (esto es también una manera de decir); porque él sabía que ante la confianza o la subestimación o las dudas de los rivales, él, era letal. Y eso que le estaba sucediendo en ese momento de aquel partido (la duda del último hombre de ellos), le posibilitaba seguir avanzando para terminar la jugada; y un compañero de él (el wing izquierdo), al que no reconocía, iba abriendo la cancha y le va marcando el pase final para definir la jugada en gol, porque no podía terminar en cualquier otra cosa todo aquello, sino en gol. Y ahí, se acordó de la vocecita aguda de aquel chico, como un clamor, que le advertía qué tuviese cuidado de no repetir la otra definición frustrada de la misma jugada (porque todo parecía serla extensión de una misma jugada hecha en diferentes tiempos y espacios), que él crearía en aquel templo medieval neblinoso del sueño, y que ahora, que veía bien, le parecía que eran los mismos rivales del partido detenido del pase del Negro.
Aquella duda de los contrarios era un desafío que aprovecharía rápidamente. El último hombre (el líbero), que quedaba antes del arquero, decide salir a cortarle la marcha; pero él, con ese envión del viento fresco del sur, se sentía otro y el de siempre, junto a la calidez de las miradas de los muchachos en medio del frío. Entonces, se abre hacia la derecha del área grande (hacia fuera), y lo deja atrás (al líbero) Y, otra vez, la voz del niño remota pero cercana a la vez. Una repetición ilimitada que le cala el cerebro; y él se dice, que no puede distraerse, y que cree entender lo que le advierte. Mientras ya tiene en vista al arquero (de frente) que le sale a achicar el ángulo de tiro. Él le amaga hacia la izquierda (hacia adentro) y sale hacia la derecha, dejando desparramado al arquero, y ahí sí, la toca al gol, mientras siente un patadón artero; era uno contrario desesperado que volvía a marcarlo. Mientras se cae, sigue escuchando la voz del niño que le va gritando: que le hizo caso y que definió bien, como se lo dirá alguna vez.
Y el delirio del festejo con el Negro y los otros. Y aquellas miradas cálidas de los muchachos se hacen voces como trompetas que le llegan desde todos lados. El estadio donde está jugando se le aparece por primera vez, y es gigantesco, ahora puede distinguirlo. Trata de sacar su mano para hacer señas de victoria ante la montonera de compañeros que lo abrazan, y se ve corriendo y festejando con su boca redonda, boca proyectada en todos los ojos que lo están mirando, y ve dos soles casi cenitales sobre la cancha, (con razón siente tanto calor) detalle que no puede entender, y de vuelta se ve agradeciéndole al BARBA en miles de estadios, de potreros y de descampados, gritando y saltando como un desaforado.
Entonces:
Escucha una pregunta que lo trae a una realidad casi estática, pero increíble:
-¿Cuál es tu sueño, Diego?-, le preguntó el periodista
- Mi sueño es jugar en la selección y salir campeón mundial con Argentina -, respondió.
Y Diego se fue a bañar, y salió con ese candor inalterable en los ojos y con su único pantalón de corderoy turquesa y el bolsito marinero azul para cruzar, otra vez, Puente Alsina rumbo a Fiorito.

Fuente de Datos del libro“Yo Soy El Diego” (de la Gente), Editorial Planeta.

Cuento del libro De volea y al ángulo. Año 2005.

A Diego Armando Maradona (el Pelusa) y a todos los hinchas del fútbol, en especial a los argentinos.
A Víctor Hugo Morales y a su Barrilete Cósmico.
A Cortázar y a su Perseguidor.

miércoles, 4 de junio de 2008

¡ Ma´ sí, dale para adelante!!!! ( parte 2)

El Puente era una acceso a otro mundo: cuando él lo cruzaba con su bolsito azul marinero, y sus mismos y únicos pantalones de corderoy en pleno verano. Mientras su par de ojos miraban al Riachuelo como quien mira una frontera que debía cruzar. Acordarse justo ahora en medio de este partido de Puente Alsina, era como para volverse loco, pero retoma de volea esa sensación que le daba el cruce del Puente: era de aventura, era de lucha por un lugar en la tierra, por ser él (que ya era), era una posibilidad de gloria con su amada (la pelota) deseada en mil sueños, en mil noches, después del picadito en el descanso, mirando las estrellas inconmensurables junto a sus amigos el Negro, el Beto y los otros atorrantes que soñaban despiertos. Todos esperando que cayera una estrella fugaz, y ahí sí pedir un deseo: justamente jugar el partido que él está jugando en esa detención del tiempo. Y el calor que lo gana con bocanadas exasperantes, devolviéndolo violentamente a aquella realidad, que ahora es una circunstancia cierta y palpable.
Como el asomo, inesperado, del gusto y del aroma inconfundibles de aquella única porción de pizza paladeada entre él y sus amigos. Manjar perdido y restituido una y otra vez, sublime, que le daba el límite con la pobreza. Sí, y la evocación de aquella exquisitez degustada en un único mordiscón por cada uno de sus amigos, que él lo asemejaba al reencuentro con el misterio de Puente Alsina.
¡Cuántas cosas que le iban pasando simultaneas! Pero la realidad era que él sólo entendía a su mundo. Un mundo que siempre estuvo en su cuerpo y que lo había llevado a sus pies, a la armoniosa aurora que emitía su estampa petisa, retacona: fuera de todo molde, de todo arquetipo, de todo estereotipo y... “Enano”, le habían dicho, “éste es un enano” (porque no le creían la edad que tenía para jugar al fútbol); y él se reía de los que le decían aquello, y qué otra cosa podía hacer.

“¡Sí supieran todo lo que tengo en el corazón, y en todo lo que soy!”, se dice para sí.
Y en ese momento se acordó del Bocha, y no supo por qué. Aquel jugador que lo había cautivado desde su ignota cabecita de nene en una tribuna, gigante, en esos partidos de la Copa Libertadores de América; y no le alcanzaban los ojos para mirar al estadio iluminado como embadurnado con esa pátina de misterio nocturno, que a él tanto le gustaba y que le parecía asistir a un acto histórico ineludible, legendario. Partidos que iban a quedar en la memoria de él mismo y de los hinchas, que era lo más importante después de todo.
El Bocha lo gana con su fisonomía tan particular, chaplinesca, y con su forma de andar como pisando huevos, con sus amagues de prestidigitador, y que él ahora reflexiona, cuánto aprendió de aquel jugador, que en ese mismo partido (el de la jugada del pase del Negro) presiente que mismísimo Bocha forma parte de su propio equipo, algo que no puede entender, pero que le parece tan real.

¡Pero cómo tarda la pelota, que ya tendría que estar acá, la veo venir pero hay algo que la demora. ¿Seré yo?”, piensa.
Ahora, la pelota se va abriendo paso entre el calor y lo inexplicable de su lentitud, y él, ya está por pararla y darse vuelta. Intuye que cuando tomara contacto con aquella bola, y cuando se diese vuelta con el balón dominado en el pie zurdo, no habría retorno: “¿pero retorno a qué?”, se pregunta.
Entretanto el fragor del partido comienza a acelerarse, y va tomando el ritmo normal de todos los partidos. Él va a buscar la pelota para armar la jugada, y siente la insistencia de ese mundo que lo mira, pero el mundo que él tiene es la pelota. Porque él y la pelota han sido una realidad que se parecían a una ficción, a un ensamblaje del destino que ha adquirido, pero que jamás se había preguntado por aquel misterio que lo iba rodeando, desde que él era, precisamente él: un chico de barrio que jugaba al fútbol. Nunca supo por qué le había tocado aquella condición, aquel destino, aquel avatar, todo le sucedía porque le sucedía, sin más. Siempre lo habían visto como algo fuera de la realidad, pero, a la vez, eran tan real, que a veces lo subestimaban, porque él ya se iba transformando en una asombro cotidiano. Era indiscutido que él no podía despegarse de sí mismo para entender por qué, de última y de primera, él era él, y nadie le podía decir lo contrario.

Ahora, que le llegó el pase del Negro, esta girando sobre su mundo o sobre la pelota que para él es lo mismo. El mundo a sus pies ante el otro mundo de ojos que lo sigue mirando: atónito. Tiene que encarar, como lo ha hecho siempre, sin arrugar, con la valentía que le han infundido tantas partidos o batallas, cuando salían a pegarle o a admirarlo o ambas cosas. A veces, no sabía bien si los contrarios no tenían los dos sentimientos contradictorios sobre él, que lo único que quería hacer en la vida era jugar. Claro, el mundo no podía entender que todo para él sería un juego, a veces se tornaría algo intolerable para ese mundo, y el mundo se enojaría o no, con él, si él jugaba con el mundo. Muchos lo entenderían y lo seguirían hasta el infinito, que para él era esa amalgama de fútbol cotidiano, de fútbol a toda hora, del rugir de las multitudes imaginarias o de los pibes jugando en una canchita perdida en cualquier lugar del planeta. Un mundo que pocos entendían. Sí, fue necesario nacer en un arrabal, porque así entenderían que desde allí saldría la esencia del fútbol, como una luz nueva que no se apagaría jamás. ¿No se apagaría jamás?. No, no se apagaría. Porque él veía, como un niño, qué lo único que quería era jugar desesperada y tranquilamente al fútbol, y decirle al mundo: qué eso era infinitamente más transformador que todas las teorías y los poderes inventados para justificar al propio mundo. Sí, aquel mundo lo vendría a buscar o ya lo había buscado, y también lo tendría que gambetear, como siempre, encarándolo.

Ahora, ya está cruzando la mitad de la cancha, él viene a buscar la pelota muy atrás. A él le gustaba arrancar desde el fondo, desde la función de un zaguero central o tal vez de un centro half: “desde atrás de la cancha uno siempre tiene mucho más panorama”, siempre lo ha dicho.
Sí, a él le habría gustado ser defensor central porque desde allí podía ver todo el campo, como una inmensa llanura o un mar (jamás visto) que se le abría inconmensurable. Era tener una sensación mayor de libertad, como para poder avanzar con más panorama, con mayor visión. Y sobre todo inventar aperturas de jugadas, una sucesión de movimientos tácticos, como si fuera un gran ajedrez humano, que él manejaría a su antojo o, tal vez no, una jugada que hilvanaría hecha a pura presunción con otros chicos o muchachos. Claro, el fútbol tenía mucho de racional pero a él le gustaba la imprevisión, toda la sorpresa, toda la intuición, como jugar al fútbol en medio de la noche tal cual lo había hecho en su barrio, allá, en el sur del Gran Buenos Aires, cerca del Camino Negro. Sí, el Camino Negro se le aparece imprevistamente, el Camino... tiene un horizonte que todavía posee mucho de pampa, de ilimitado, de una sensación de libertad que crecía en su cabecita de nene cuando miraba aquel espectáculo que lo abrumaba. Tener todo la cancha o el campo o la pampa para jugar, para liberarse de ese mundo (que lo sigue mirando embobado), y de sus limitaciones, de sus opresiones, del frío y del calor dominando la casa del sur suburbano. Un rancho digno de chapas que se goteaba con la condensación o cuando llovía; y le sobrevenía el escalofrío de dormir mojado, sintiendo que el calor del cuerpo se concentraba esperando al amanecer para tomar un mate cocido caliente. Y escuchaba el sonido en la madrugada: una débil luz que rondaba la cocina a tientas para no hacer ruido, y no despertarlo a él y a sus hermanos. Y la lluvia y el frío asediando... Mientras su padre, en un silencio reverencial, salía rumbo a la fábrica en el mundo quieto de la madrugada. Él jamás había entendido como alguien podía habituarse a vivir levantándose a esa hora, y después tener buen humor o no tenerlo, y que le volara una cachetada. Pero él lo entendía al Papi, sabía de su sacrificio y somnolencia casi perpetua. Cuando todo cesaba, y el Papi ya se alejaba con el último sonido de la puerta de calle, él rezaba por aquel que era engullido por la madrugada, donde todo tenía el sentido de la niebla del Riachuelo o de la lluvia o el olor de la quema o del rocío que hacían resbaladizas las calles de barro. Y un disparo lejano y seco rayaría el alba, y el miedo que le sobrevendría con el silencio o con los gritos. Y él se dormiría pensando y rezando, en que todo saldría bien. Y a la siesta volverían a estar juntos con el Papi. Mientras la vida tendría ese nuevo regusto diario de la familia y del fútbol jugado sin límites, desaforada y alegremente sin límites. Y la tarde vendría con el magnetismo cotidiano del potrero, volvería a tener, como siempre, esa sensación inaudita de encontrarse con la pelota, y con los mismos gestos que armarían un ritual infinito del pan y queso. Y a él, lo elegirían primero para formar el equipo. Y él, desganadamente, con un poco de vergüenza, diría que sí, y que tal vez ya lo llamarían por el apellido como un signo de respeto o de admiración o de algo que él no comprendía pero que comenzaba a hacerse evidente ante una realidad inocultable, que él empezaba a tener para los otros: un espacio, una imagen, como una rúbrica, tenía un apellido que empezaba a recorrer las bocas, los gestos de admiración de propios y extraños, y lo nombrarían como quien nombra a un alguien. Sí, él empezaba a sentirse un alguien en medio de su infancia y de un mundo que no comprendía, ¿él con 10, 11, 12, 15 o cuantos años, una personalidad, un alguien? Pero él se reía, a escondidas (tapándose la boca con la mano ahuecada) de todo aquello, porque justamente para sí: él ya era un alguien al margen del mundo y de todos, pues todos somos un alguien le había enseñado el BARBA, y, esto sí, que lo haría trascender aún más que el propio fútbol. Y él se reía a escondidas hasta llorar, y quedarse sin aire.

- El tiempo no existe para mí,- musita - por lo menos cuando juego al fútbol, como existe para toda esta gente, que ahora me mira.
Sí, él inocente, desesperadamente inocente y con una autoridad que ya parecía excederlo en las situaciones que protagonizaba.

No, todo era un invento de sus sueños infantiles, todo aquello tenía algo de inexplicable, de incomprensible, y se le mezclaban aquellos otros medios días pasados, con ese sol intolerable y cenital de la visión del partido detenido que tenía mucho de insólito, y al que él ya se iba acostumbrado. Porque para él no había nada de ajeno, de insólito o de extraño en una cancha, y eso que había ido a muchas, y todas las que aún le faltaban. Pero un reflejo de luz lo devolvió a la lentitud del mediodía; y la pelota venía sencillamente a posarse en él con una mansedumbre incalculable, con algo de paloma, que el hecho de verla así, lo estremeció. Sintió (pensó) que aquel nuevo encuentro no sería el mismo que él de antes. Tenía todo: era el acceso o la apertura a una nueva dimensión futbolera. Era como un acto inaugural que abriría infinitas puertas; y él se pregunta, si podría asimilar aquella presunción y comprender a esas puertas entreabiertas que, desde allí en más, tendría que cruzar, como si fuera un laberinto de imágenes o de espejos que reflejarían su propia figura; y esas imágenes serían proyectadas en las ahora millones de millones de pupilas, que lo seguían mirando. Dejó que todo aquello discurriera lentamente, que se fuera diluyendo en el sopor de la tarde, y trata volver al partido para jugarlo de una buena vez; y todo volvía estar en un paréntesis del tiempo, que él ahora entendía o no, o no le importaría entenderlo. La cuestión era que estaba en el baile, y había que bailar hasta con la mas fea, como siempre le había dicho el Papi, pero había que bailar. Él no rehuiría jamás un enfrentamiento, una guapeada, una audacia, le gustaba la temeridad por el sólo hecho de que él sabía quién era él. Era esa seguridad cándida e inaudita que transmitía, y que él no podía ni quería dominar. Como ahora que está por responder la pregunta ante el ojo de la cámara que lo mira, impávido, y ahí entiende que todo está por comenzar. Ya con la pelota dominada encara, casi con displicencia, a los dos adversarios que lo salen a marcar casi en el medio de la cancha. Cuando él gira sobre su propio eje como un trompo, como despegándose de la inmovilidad o del letargo de aquel medio día. Pero ese eje es su propia pierna zurda, qué él mira. La mira con el asombro de quien no reconoce su propia pierna, y la había visto tantas veces, obvio que era su propia pierna, ésa que lo ha acompañado desde siempre, desde que jugaba en pata en el campito de atrás de la casa y que un día, ahora se acuerda, justo cuando estrenaba las zapatillas Pampero una espina se la había agujereado, y la Mami casi lo mata... ( continuará)..

Fuente de Datos del libro“Yo Soy El Diego” (de la Gente), Editroial Planeta.

Cuento del libro De volea y al ángulo. Año 2005.

A Diego Armando Maradona (el Pelusa) y a todos los hinchas del fútbol, en especial a los argentinos.
A Víctor Hugo Morales y a su Barrilete Cósmico.
A Cortázar y a su Perseguidor.

domingo, 1 de junio de 2008

1ª de Junio de 1906- 1ª de Junio de 2008: 102 años de existencia.


Hoy, Primero de Junio de 2008, nuestro querido Talleres , cumple 102 años. Celebramos con toda alegría nuestro aniversario, ya que viene con la noticia del levantamiento de la quiebra, que tuvo a maltraer la vida del club durante casi 9 años.
Invitamos a todos los hinchas de Talleres , a estar presente el Miércoles 11 de Junio , cuando en cancha de Lanús, enfrentemos al equipo local, para celebrar el cumpleaños y el levantamiento definito de la quiebra.


"...En los pajonales de la laguna de Bordoli, allá por los principios del siglo XX, un grupo de jóvenes muchachos le daban forma a sus pasiones. Entre ellas la práctica activa del Foot-Ball, deporte con el que pretendían emular las hazañas de los ya famosos hermanos Brown. Deporte que se insertó rápidamente entre las costumbres de los argentinos y sobretodo pasó a ser uno de los pasatiempos preferidos de los empleados del ferrocarril. El paraje denominado como “Los Talleres” (hoy Remedios de Escalada) pasó a ser el escenario principal de importantes duelos futbolísticos, sobretodo cuando estos emprendedores y cimentadores de actividad en nuestro país, comenzaron a mezclarse en los desafíos con aquellos ingleses locos en el coqueto estadio del Lomas Athletic Club. Con el transcurso del tiempo, un día de 1906 varios de ellos que pertenecían a un cuadro formado en la localidad de Banfield, llamado General Paz, casi lindante con los Talleres hicieron un desafío muy importante que terminó 0-0. El gustito, las ganas y las ansias de tener una cancha, que los de General Paz no tenían, comenzó a calar hondo en ellos; de allí surgió el interés de éstos en querer formar entre ambas barriadas una entidad que posea un equipo fuerte, poderoso, temible para la época.Su primera reunión informal la llevaron a cabo en la esquina de las calles Pavón y Sarratea. En dicho sitio resolvieron realizar una verdadera asamblea en la casa de Enrique Tait. La cita fue el 17 de mayo de 1906. Esa noche con la presencia de Alberto y Heriberto Allan, Silvero Brana, Juan, Alfredo y José Nervi, Sebastián Plaul, Jorge Schinvergk, José Garibaldi, Raúl y Juan N. Perinetti, Diego y José Mac Lennan, Agustín Yraizoz, Jorge Rezzoagli, Pablo Comelli, Dionisio Mac Crokie, Baltasar Pedroni, Francisco Sánchez, Francisco Rodríguez, José Rey, Juan Pérez, Emilio Embebe, Enrique y Juan Pyke y el citado Enrique Tait; se resolvió por unanimidad la unión de las dos barriadas y formar así un club que con asiento en los Talleres F.C.S. se llamaría Talleres United Football Club. La institución en sí cobró vida el 1 de junio de 1906 y su primera Comisión Directiva quedó constituida de la siguiente forma: Presidente: Jorge Rezzoagli; Secretario: A. Yraizoz, Tesorero: Diego Mac Lennan, Capitán del primer equipo: Juan Perinetti; Vice capitán: Pablo Comelli, Capitán segundo equipo: José Nervi y Vice capitán José Rey; mientras que una comisión compuesta por cuatro miembros se abocaría a la confección de un Reglamento, la cual estuvo constituida por Alberto Allan, J. Rezzoagli, Francisco Rodríguez y Raúl Perinetti.Su nombre se lo debe a Alberto Allan, en virtud de la unión de las dos barriadas, mientras que los colores rojo y blanco (como los del famoso Alumni), fueron elegidos a sugerencia de Pablo Comelli y Emilio Embeje. Las primeras camisas tuvieron que ser confeccionadas con retazos de géneros por las madres y hermanas de los jugadores, como fueron de distintas telas quedaron confeccionadas totalmente distintas, a punto tal que entre las once, no había dos iguales, tal es así que al arquero Emilio Embeje, se le hizo la camisola del mismo color que al resto y la de Diego Mac Lennan era totalmente roja en la espalda y blanca en el frente; mientras que la cancha primitiva que albergó los primeros encuentros estuvo enclavada en los terrenos baldíos cedidos por Martín Fernández entre las calles San Martín, Vidal, Príncipe de Gales y Lisandro Méndez. Su primer desafío fue el domingo 10 de junio de 1906 ante un equipo de Banfield en forma amistosa, ganó 1-0 con gol de Comelli y obtuvo un trofeo en disputa que era un caballo de bronce, fabricado en los Talleres del Ferrocarril. El trofeo luego desapareció misteriosamente de la casilla en la cual lo guardaban..."