jueves, 29 de noviembre de 2007

Viejo con boina



Parafraseando un cuento del fallecido escritor rosarino Roberto Fontanarrosa, llamado “Viejo con árbol”, tenemos la poca grata tarea de presentar a este personaje.


Desconozco su nombre, ni tampoco podría dar alguna precisión más que permita saber quien es, donde vive, si es jubilado, o si en la casa le pagan la entrada para escucharlo menos.
Poco simpático, a pesar de que sea Hincha de Talleres. No lo veo muy seguido por la cancha, pero cuando está, pareciera que el mal humor lo acompañara siempre, tanto como su invariable boina. Debe tener unos 70 años, quizás un poco más, y no pareciera que habla con nadie. Mas bien expresa una queja constante, y es de la clase de hinchas ( si es que se podría considerárselos en esos términos), que sólo tienen la capacidad de señalar aspectos negativos. Es de los que dicen “no, no vengo más”, “no le ganamos a nadie”, “que desastre es talleres”, y un “pero la puta madre”, con el que arranca y se expresa, cada vez que se queja.


Hace un par de años, solía irse antes de que termine un partido, ante un resultado adverso para Talleres. Pero (a veces) llamativamente aparecía a los dos sábados (por supuesto, de visitante nunca estaba). De esto, hará un tiempo, por que desde por lo menos 5 años, algunos se empeñaron en que Talleres jugara a cualquier día, e incluso a horarios que parecían designados por algún demente peligroso.

La última vez que hubo que aguantarlo fue, por supuesto, en Escalada. Talleres le dio vuelta un partido a Cambaceres, en los últimos 10 minutos. Cuando Jiménez y Godoy, marcaron los 2 goles que significaban el empate y la victoria, el viejo con boina, no se inmutó. No gritó los goles.
Pensé “Que jodido es este viejo, bastante forro resultó”.


Esperó que termine el partido y se fue. En esos últimos 10 minutos, ahí si, no abrió la boca, ni se quejó. Mejor, no lo tuve que escuchar más, descansé de su maltrato verbal aunque sea un rato.Cuando bajo los escalones de cemento, llevaba invariable, su boina puesta.

A pesar de la victoria de Talleres, estoy seguro que también el mal humor era su fiel acompañante

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