La siguiente nota fue publicada por la Revista partidaria "Talleres siempre adelante", de diciembre de 1945. Fue una edición especial que conmemoró el vigésimo aniversario del máximo logro deportivo de la institución: el ascenso a Primera División.
La nota, asi como las imágenes que acompañan al posteo, fueron cedidas por Gustavo Farías, a quien le agradecemos muchísimo la cesión desinteresada de gran cantidad de material, que iremos compartiendo durante el resto del año.
Pablito, figura simpática, querida y venerada por socios, jugadores y dirigentes, es un pedazo de gloria en la foja deportiva de Talleres, pues no sólo ha contribuído en noble esfuerzo a la marcha de la institución, sino también que ha prestigiado sus colores en épocas lejanas, cuando el fútbol se hallaba en gestación, y los hombres luchaban en justas deportivas hermanados por un solo ideal: el amor al club, haciendo una causa de honor la defensa de la divisa, que lucían con orgullo y la llevaban muy adentro en el corazón.
Ha sido testigo, del paso de numerosas generaciones de futbolistas que defendieron nuestros colores, compartiendo con ellos sus mismas emociones, sus mismos anhelos, viviendo jornadas inolvidables. Alegrándose con el triunfo, sufriendo en la derrota. Y precisamente de aquellas campañas que cumplió Talleres, en su carrera deportiva, la que más brillantemente historió, fue la del ascenso, en ocasión del memorable partido con San Telmo, donde para muchos, la nota más emocionante del mismo, la dio la jugada del gol, convertido por Carlos González.
Y el júbilo de esa conquista no fue saboreada en forma directa por Pablito, pues a pesar de hallarse en el escenario de la lucha, no vivió la emoción del gol, sino en una forma muy especial, que no dejó por ello de tener su parte dramática. En efecto, Comelli había decidido no salir de la casilla del field de San Lorenzo; deseaba permanecer lejos de los que protagonizaban tan apasionante encuentro, a fin de evitarse noventa minutos de tensión nerviosa e incertidumbre. ¡ no en vano había sido testigo de las dos finales anteriores en 1923 con Liberal Argentino, y en 1924 con Excursionistas, y sabía de la amargura de la derrota en ambas oportunidades! .
No obstante a pesar de su determinación, llegaban hasta su voluntario encierro los ecos de la entusiasta multitud; vivando a Talleres, vivando a San Telmo, o sea el ahogado grito de gol, o sea la aprobación unánime en forma de aplauso por alguna jugada de calidad.
Y así, en esa forma vivió los primeros cuarenta y cinco minutos del match, que resolvió repetirlos en el segundo periódo. Nuevamente el intenso y constante griterió del público alentando a su favorito; nuevamente el calor del aplauso, mientras el vivía íntimamente el drama del ascenso, quizás en una forma más torturante de lo que había imaginado; así lo decía ese constante e inacabado paseo que hacía de un extremo a otro de la casilla…cuando de pronto, la explosión de ¡¡¡ GOOOL!!!, que corearon miles de gargantas, lo paralizó en medio de su nervioso paseo, y allí mismo se agregó otra tortura “¿ de quien será el gol?”…
Sin embargo, poco duró esa incertidumbre, pues sonoros pasos de alguien que se acercaba por el pasillo de los vestuarios, lo saca de sus cavilaciones. La puerta se abrió secamente, y en el marco de la misma se dibujó la figura del señor Presidente, don Lorenzo Lainatti, quien con la emoción pintada en el rostro, se dirigió a Pablito, y sin mediar palabra alguna, se confundieron en un estrecho y sentido abrazo, mientras gruesas lágrimas, quemaban las mejillas de ambos. No hacía falta agregar más, los hechos hablaban con firme elocuencia, de quien se había puesto en ventaja.
Así lo comprendió Pablito… y el presidente y canchero, tomados del brazo, en democrática actitud, se encaminaron juntos, abandonando la sala de torturas, para ir a alentar a sus muchachos por la consolidación del triunfo.
Por Juan Gol
“Talleres siempre adelante”, diciembre de 1945
En la imagen superior, aparece Pablo Comelli.
La foto de la derecha, es de Lorenzo Lainatti, presidente de Talleres en 1925.
No hay comentarios:
Publicar un comentario